
Después de casi una década sin presentarse en México, Linkin Park regresó a la Ciudad de México con un show que prometía ser inolvidable. Pero la gran pregunta en el aire era: ¿podría la banda seguir brillando sin Chester Bennington? Con una nueva alineación y un sonido renovado, el concierto en el Estadio GNP Seguros tenía la difícil tarea de demostrar que el grupo sigue vigente y que su evolución no ha sido en vano.
📢 Un inicio con emociones a flor de piel

Desde tempranas horas, miles de fans se congregaron en las inmediaciones del recinto con sentimientos encontrados: emoción por ver de nuevo a Mike Shinoda, Joe Hahn, Dave Farrell y Brad Delson, pero también incertidumbre por cómo encajaría Emily Armstrong, la nueva vocalista. La velada comenzó con una carga extra de nostalgia gracias a AFI, quienes prepararon el terreno con un set potente que incluyó himnos como Miss Murder y Silver and Cold.
Pero el momento clave llegó cuando, tras un impresionante interludio visual, Linkin Park apareció en el escenario y desató la euforia con un arranque demoledor: Somewhere I Belong, Crawling y New Divide hicieron retumbar el estadio, dejando claro que la esencia de la banda sigue presente.
👁 Emily Armstrong y el mayor reto de la noche

La verdadera prueba llegó con Emily Armstrong, quien tenía la difícil tarea de llenar los zapatos de una de las voces más icónicas del rock. Al inicio, su nerviosismo era evidente, pero con cada canción se fue soltando hasta lograr una conexión real con el público. Su interpretación de los temas de From Zero, como Over Each Other y Casualty, mostró su propia identidad sin intentar imitar a Chester, lo que generó reacciones mixtas entre los fans: algunos quedaron impresionados, mientras que otros aún no terminan de aceptar la nueva etapa.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando, en Castle of Glass, la banda incluyó sutilmente la voz de Chester en el fondo, un homenaje que tocó el corazón de los asistentes y dejó claro que, aunque la banda avanza, su historia jamás olvidará sus raíces.
🇲🇽 Un cierre épico, pero… ¿faltó algo?

El setlist fue un recorrido equilibrado entre el pasado y el presente de la banda. Éxitos como One Step Closer, Numb e In The End desataron la locura del público, mientras que las nuevas canciones confirmaron que la banda sigue evolucionando y atrayendo nuevas generaciones.
El show cerró con un estallido de energía con Bleed It Out, dejando a los asistentes extasiados pero con una pregunta en la cabeza: ¿es esta la mejor versión de Linkin Park?
Conclusión: ¿El regreso valió la pena?
Más que un simple concierto, este regreso fue una declaración de intenciones: Linkin Park no ha muerto, pero ha cambiado. Para algunos, la ausencia de Chester sigue siendo imposible de llenar, mientras que otros ven en esta nueva alineación una oportunidad para que la banda siga evolucionando.
Lo que es innegable es que Linkin Park sigue moviendo masas y emocionando a sus seguidores. ¿Valió la pena la espera? Para quienes se entregaron a la experiencia sin prejuicios, sin duda sí. Para los más puristas, quizá aún falte algo para convencerse. Lo único seguro es que la historia de Linkin Park no ha terminado y que su legado sigue más vivo que nunca.

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